Auto motivado, por haber facilitado un taller sobre Administración del tiempo, en modalidad online, me permito compartir mi propia experiencia sobre el tema. Desvinculado de una empresa, en donde trabajaba desde hacía diez años, me encontré de una semana para otra, desempeñando el rol de “trabajador independiente” … ¡Y con todo el tiempo del mundo! Para “comer, rezar, amar”; para aprender, para dejar un legado y vivir. Aún recuerdo lo positivo que fue, para asumir mi nueva realidad, inspirarme en la narración de Og Mandino, (un autor del siglo pasado) frente al viaje de autodescubrimiento de su héroe Hafid. Para administrar el tiempo, ya está dicho: “lo primero es lo primero”. En concreto, para mí consistió en declarar, y escribir: “qué es lo más importante en mi vida”. Para ayudarme en esta declaración me fue necesario tener claro mis valores, esas cualidades, virtudes o características por las cuales incluso estoy decidido a dar mi vida si fuese necesario y que en mí actuar, yo y “los demás”, nos podemos dar cuenta si los estoy cumpliendo. En “los demás” incluyo a aquellas personas con quienes comparto mis roles principales. Identificar los roles principales, a los que tendré que dedicar tiempo, es esencial. Como cada rol que cumplo en mi vida es complementario a otro rol, los otros “se darán” cuenta cómo lo estoy cumpliendo. Después de lo anterior, definí mis metas/objetivos, teniendo claro que una cosa es “mis sueños” (quiero bajar de peso) y otras son “las metas”, (quiero bajar tres kilos en seis meses). La diferencia fundamental es que las metas tienen una fecha de cumplimiento. Dentro de las teorías contemporáneas de la motivación el establecimiento de metas con un tiempo definido tiene un efecto impresionante sobre su logro. Me ayudó mucho, al definir mis metas, preguntarme: “¿Qué es aquello que debería cambiar para tener un impacto más positivo en mi vida? ¿Qué cosas tangibles me gustaría tener? ¿Qué es aquello que más me gustaría hacer en mi vida? ¿Qué tipo de persona me gustaría ser? ¿Qué actividades concretas realizaré para cuidar de mi salud física, mental, espiritual, emocional?” Esta última pregunta responde a la necesidad de ocuparme de mí, dándome tiempo para ello. Como lo he escrito en artículos anteriores, el escribir un texto que resuma todo lo señalado anteriormente, tenerlo presente en mi tiempo, me ha servido para “darle sentido a mi vida”, especialmente en aquellos tiempos en que he habitado la desesperanza. Dado lo anterior, corresponde ahora planificar, lo que he declarado es lo más importante en mi vida. Una elaboración consciente y responsable de mi proyecto de vida, para concretarlo mientras transcurre mí tiempo, sabiendo, entre otras características, que es un recurso escaso, que es finito, que no se puede recuperar, que es irreemplazable. Por lo tanto, a mis objetivos, mis metas a largo, mediano y corto plazo, debo asignarles un tiempo “¿Cuánto tiempo me llevara conseguirlas? ¿Y en qué momento las conseguiré?” Si lo hago de otro modo, no solo niego la posibilidad de conseguir el objetivo, sino que aparecen sentimientos palpables de frustración, desmotivación y baja auto estima. Me he comprometido a planificar mi tiempo, diario y semanal, considerando mis metas, que tienen una fecha de cumplimiento, son medibles y son realistas. Que están basadas en mis valores y que enfatizan lo que he declarado que es lo más importante para mi vida. A las metas les doy un orden de prioridad y les defino actividades o pasos intermedios para cumplirlos, indicando la fecha límite de su cumplimiento. Luego señalo en mi agenda, a lo menos el día en que cumpliré con dicha actividad. Ahora, ¿qué me ha servido para dar cumplimiento a lo prometido? Lo detallo a continuación:
A veces me ha servido llevar un registro, en una agenda, con un inventario más detallado sobre el tiempo que he dedicado a las tareas que realizo diariamente durante al menos un par de semanas. Saber dónde y en qué se me fue el tiempo, me abre los ojos y proporciona una valiosa visión de cómo quiero emplear mis horas y minutos, haciendo los cambios futuros necesarios para estar bien. En varios momentos de mi vida, siento que no me alcanza el día para hacer todo lo que debo/quiero hacer y me parece que la gestión del tiempo no funciona: ¡Es una pérdida de tiempo aprender más al respecto! Luego me doy cuenta de que el tiempo existe solo en mi mente, en mis creencias respecto a él. Decirme “no tengo tiempo”, que “hoy no y mañana sí”, es un auto sabotaje. Mi tiempo lo puedo ocupar en pensar, conversar, actuar y en no hacer nada ¡Yo decido en que lo invierto!, teniendo presente algunas ideas del filósofo Byung-Chul Han: ”Es necesaria una revolución en el uso del tiempo, la aceleración actual disminuye la capacidad de permanecer: necesitamos un tiempo propio que el trabajo no nos deja; requerimos de un tiempo de fiesta, que significa estar parados, sin nada productivo que hacer, pero que no debe confundirse con un tiempo de recuperación para seguir trabajando, ese no es un tiempo para nosotros. Ahora uno se explota a sí mismo y cree que está realizándose”. A modo de conclusión, me gustaría compartir un comentario de uno de los asistentes que se conectó al taller que mencioné al inicio: “Vivo tan ocupado, que no tengo tiempo para nada, vivo agitado del trabajo a la casa y viceversa, de un lado para otro. Me siento actuando, sin pensar, sin detenerme, cansado al terminar el día, la semana y con la sensación de no haber hecho nada interesante. Estoy agotado”. Al escucharlo, lo sentí como un grito desesperado y le propuse mirar su pasado, los momentos de felicidad y los logros alcanzados y luego lo invité a planear su futuro con los principios y las herramientas entregadas, para que decidiera cuál es la mejor manera de vivir el tiempo futuro. Siento que para administrar el tiempo, la adaptación al cambio, el re inventarse y el cambiar hábitos al respecto, me parecen indispensables. Todos ellos contribuyeron a tener siempre presente el darme un tiempo para mí. Cuando me siento administrando mi tiempo, es que tengo el control de los eventos y actividades; me siento bien, mi paz interior y mi felicidad aumentan. Encuentro un equilibrio en mi vida y eso me permite enfrentarla en sus diferentes dominios de la mejor forma. Es la inversión de tiempo para mí lo que da valor a mi vida, sin descuidar las relaciones con las personas que deseo mantenerlas y sin descuidar mis deberes.
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